Te obliga a ser claro respecto a lo que intentas resolver y cómo vas a hacerlo.
Te permite identificar en dónde falta información y datos importantes para la resolución del problema.
Su composición visual y ordenada, permite captar y entender de manera sencilla el problema.
Reduce la posibilidad de fallos de pensamiento y sesgos desde la resolución hasta la comunicación.
Desagregar el problema hasta llegar a los inputs, te permite construir argumentaciones sólidas e informadas.