Y, cuando escuchamos una buena historia con datos, ambos hemisferios se involucran en esta actividad.
De esta manera podemos recordar, procesar y comprender mejor la información que nos presentan.
Una buena historia debe proveer datos relevantes estructurados de manera lógica y sistemática para que el hemisferio izquierdo se mantenga ocupado.
Mientras que el sentido y la forma de contar esa historia debe evocar una emoción, personalización e imaginación para mantener atento al hemisferio derecho.